miércoles, 20 de enero de 2010

La Moira



Como casi cada día, tu recuerdo viene a mi inesperado, como un rallo de sol en un frió día de enero.

La nostalgia se agarra a esas calles solitarias de mi corazón que parecen desérticas y reconozco arrodillada que aun sigues paseándote por ellas.

La lucha entre el deseo del olvido, volver a ver esas calles solitarias y sentir tu repetitiva y perpetua sombra caminando por ellas es como un anillo de fuego que quema mi piel por dentro.


Quiero un paréntesis, rellenar recovecos donde tú aparezcas, emparedarte entre muros de donde sea imposible que tu susurro llegue hacia mi recuerdo, y que quede en silencio entre esas paredes.

Lanzaría tus meses a un agujero negro, sin cuerda que la sujetase, simplemente que desapareciesen. La bella Moira que con buenas intenciones saco su pluma y te puso en mi destino, me cruzo en tu camino y mi ira también va encaminada hacia ella, aun sigue robándome años.

No sé si de esos muros volverás a salir cuando menos me lo espere, solo se que si vuelves, espero estar caminando por las Perseidas, sacar tu sombra cobarde de mis latidos y dejarte diluir entre ellas, esperando que no caigas en otro latido al que dañes por que alguien tan cobarde no sabe amar.

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