lunes, 29 de diciembre de 2008

Chissssttt silencio


Cuando el atronador sonido del silencio, retumba en tus cansados oídos, la niebla baja firme reposando en el suelo, haciendo que pases de puntillas, olvidando tu anterior paso fuerte y seguro.

Es ahí donde llega en toda su plenitud, no es un silencio cómplice, ni un silencio de mirada segura, es un silencio propietario de abatimiento y soledad.

Duele el sabor de los silencios obvios, pues aunque gritados dejándote el alma en la negación de la realidad, es tan existente, que ni la duda le hace cara.

En el sonido necio de un gran pisotón al amor, no deja ningún vació debajo de el, no deja hueco a la esperanza, es simplemente un silencio de adiós disfrazado de cortesía meticulosa, o una pesada carga que “arrastramos” por no saber decir, ya no me haces falta.

No hay sol en la calle, ni rayo de luz dónde pueda cobijarme, solo la sombra de un debilucho perro hace las veces de mi compañía y con él muero por que a él se le va la vida. No me gustan los silencios, tan injustos e inhumanos, tan cobardes que jamás se despiden, simplemente se quedan.

El dejar desolación a su paso, dejar lagrimas o desamparo, se vuelve tan común, que ya ni siquiera pensamos que con nuestro silencio llegamos ha hacer daño, tanto que difícilmente se puede describir con palabras, solo el paso del tiempo que cruel parece que retrasa minutos, hace que ese silencio se llene primero de susurros, de murmullos de voces, de gritos, antes odiaba la palabra adiós, la sigo odiando, mas… la palabra silencio…

Chissssttt silencio que la vida dormita en su cama de luna roja, entre sabanas de arena, en fría alcoba.
Chissssttt silencio que el amor esta cansado, de seguir los mismos pasos y encontrar muros a su paso, que solo el arrastrar de sus cadenas se escuche a su paso de largo, Chisssstttt silencio asfixiante con voz de madrugada.

Carmen

domingo, 21 de diciembre de 2008


Siempre es plomizo el día mientras pasa, miles de gotas caen de estupidez delirante en forma de letras.

Y los susurros del ocaso se hacen eco ensordecedor de una tarde más negra que de costumbre.

Pocos son los que me miran, menos aun los que me ven, y, mi ternura antes esplendida, ahora, es pasto de cárceles de cristal, de donde se escapa partiendo los barrotes en cachitos, y una, y otra vez, vuelve a ella regenerando su propio barrote, aun no entiendo por que sigue escapándose.

Miles de minutos perdidos en el fondo de un crepúsculo sin final, ¿dónde se fue el sol qué ni alivia con su luz mi alma?

Quizá mi tristeza llegará a desvanecerse… aunque no llega su hora, ya ni mil mascaras logran taparla, lo asumo y sonrió, pero me rompo.

Que sin sentido es la ilusión, que te llena de maravillosas líneas hiladas, te atraviesan, como una niña cuando hace una tira creada por palomitas para el 
árbol de navidad, la ve, la puede comer, aun así la deja colgada, tentándola desde lejos.


Ni el más insignificante insecto, se siente más pequeño que yo esta noche.
Ya da igual, comenzare mi particular guerra de sentimientos hundiéndoles en un pozo, los aplastare, quizás así podré entender lo que me sucede.

Quizá así, la vela que ahora observo me haga ver que no todo es carnal en esta vida, que hay sentimientos, que hay magia, que hay ilusión, que existe el amor…

Mientras… seguiré forjándole la batalla a los sentimientos me pondré mi mascara de la sonrisa maravillosa y seguiré hilando frases ajustadas…

O quizás me quede muda…para no decir lo que siento…
O sorda… para no escuchar voces fascinantes…
O ciega… para no ver el amor en ningún l
ado, únicamente sentirlo… sentir el amor.

viernes, 12 de diciembre de 2008

Noche



Envenéname, atrápame con palabras, con proposiciones arañando mis sentidos, haz que me estremezca de lado a lado, haz que tus manos surquen mi piel deshaciéndome en calladas miradas.

Complacida la cama nos mira, sonriendo por estar postrada acunando nuestro deseo, cómplice, deja sus brazos en forma de barrotes.

Donde cuerdas de seda unen mis manos anhelantes.

Donde vendas de terciopelo acarician mis ojos, dejándome llevar por la pasión que trasmites, dejándome llevar por ti.

Donde el deseo hace palpitar mi ser, como si dentro de mí hubiese un enjambre con miles de abejas pinchando mis entrañas, sin ganas de llegar a un placido descanso.

Sin prisas, sin meditar, sin miedo, sin sentir más allá de nuestros cuerpos.

Solo mañana, cuando ya no estemos juntos, miles de estrellas caerán sobre mí como losas de hielo.

Solo mañana cuando el nudo de la cuerda se haya deshecho, cuando me hayas quitado la venda volveré a retomar mi mundo.

...

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