miércoles, 26 de septiembre de 2018

El Levante



El Levante asoma su furia trayendo aromas que pensaba ya perdidos.
Los fantasmas de los castillos en el aire que construyó en su día, que pensaba ya destruidos asoman perfectos, hasta le hace ver las escaleras para llegar a ellos, al parecer su corazón aún está herido, aún tiene sueños, por más que construye muros se derrumban cuando su esencia la traslada el Levante.

Aunque el amor ya queda lejos los recuerdos en aroma la desbordan trasladando anhelos, por poco tiempo, por minutos, noqueado sus sentimientos.

Su otro yo, el práctico, va trayendo las piedras del antiguo dolor, va construyendo un nuevo muro, esta vez creando un laberinto difícil  de desmoronar, la pone la máscara de todo va bien, enciende un cigarro para encubrir esa esencia y hacer que recupere su hipocrita vida servil mientras mira ese mar furioso sintiendo envidia, él puede revolverse, ella se queda estática con su perfecta mascara, con su cigarro en los labios, con las manos frías, los pies descalzos,  y el corazón aun roto dentro del laberinto empedrado.

sábado, 31 de marzo de 2018

Barro bajo mis pies





Este desconsuelo de sentir el barro bajo mis pies y el precario equilibrio que me sostiene, pura fuerza de voluntad que se va secando como el rocío después del amanecer.

Extenuada por la sensación de impotencia en la que la noche atrae gritos en minuciosos silencios, ese silencio vacío y hueco llenado del zumbido de la sangre que se amplifica en el oído, no consigo rellenar espacios que alteran mi ya precario sentido común, las manos que hacen desaparecer el poco ruido de una televisión antigua son los mismos que de forma nada sutil en ese silencio que lo envuelve todo se dan placer, puro onanismo mal escondido.

Si pudiese describir el agotamiento que siento… El placer de la oscuridad absoluta me tienta cada vez mas, dejarme arrastrar por Morfeo, no sentir nada mas, paz…

Carmen

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