viernes, 5 de abril de 2013
Silencios de Lua
La Luna cómplice.
Hay noches que la Luna se vuelve caprichosa cómplice de amores clandestinos.
La Luna morbosa.
Hay noches que la Luna se vuelve perniciosa, ofrece horas con caricias ardientes, besos codiciosos, dedos vehementes, piel sedienta de piel, manos hambrientas de tocar, humedad glotona saciándose en un rincón, lenguas voraces insaciables de lenguas, bocas unidas en silenciosa avidez.
Pasión de días en priapicos minutos.
La Luna sátira..
Hay noches que la Luna se convierte en monologuista irónica, produciendo esa mirada salaz, más tarde socarrona, te apunta con su largo dedo y se ríe de tu ignorante torpeza.
La Luna de hiel.
Hay noches que la Luna, te da su cara llena, te llena de cumplidos, guiños telepáticos, haciendo que te sientas la musa de cada canción de amor, espaciando aposta cumplidos hasta dejarte yerma.
La Luna compasiva.
Hay noches que la Luna se convierte en sabia, siente cierta empatia por ti, son esas noches, las que no se la ve, cuando se reconoce imperfecta y cuando aparece en todo esplendor te hace saber con mirada dulce que recuperaras todo.
La Luna madre.
Hay noches que la Luna se convierte en madre, tiende su blanca mano hacia tu agachada cabeza y te acaricia como si fueses su mas preciado tesoro, es cuando levantas la vista hacia ella y solo así entiendes que la esperanza se recupera desde abajo.
Carmen
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