martes, 19 de mayo de 2009

Condena

Es ese enemigo que llevo por dentro, el que me desarma en tu recuerdo, como una condena a evocaciones forzadas, maldito juez que me sentencio a recuerdo perpetuo.

Grilletes de días felices, elásticos momentos que dan de si exageradamente irreales, presa en un sueño tan deseado como inexistente.

En la horqueta de la prisión de tu mente, separaste dejando olvidada mi celda, llevando contigo la llave esa que cierra el cerrojo de eso que llaman amor.

Oigo tañir una campana fúnebre, lento el sendero del olvido derrota mi siguiente paso… y otro… y otro…

Aun si me transformo en luna eclipsando a ese sol que hasta ahora se superponía a mí, quiero dejarle atrás, forjar mis noches en una fuente de agua fresca, salir, poder respirar.

Hoy siento que no te he recordado hasta ahora, que ese recuerdo no hace soltar lágrimas, hoy leí tres palabras que no recordaba y mi mundo abrió la celda acercándome al fin a la esperanza, al menos asomo.

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