Tú caminas con la soledad blandiendo su insignia.
No es un camino fácil, lo enmascaras con luces tenues, aterciopeladas vendas, que atas con socorridos lazos, cuerdas encadenadas a la mente impidiéndote racionalizar si hay sentimientos en ti.
Te asemejas a un hermoso pozo pintado de blanco, con el fuste de hierro forjado en perfecto dibujo, con el cubo sujeto a una cuerda, pendiente de una polea ya oxidada, pero que aun mantiene el poder de sujetarte y tirar de ti cual marioneta.
Mientras entras y sales del pozo con el cubo lleno de esperanzas, esperanzas que solo quien domina la cuerda y mientras no sientas el chirriante sonido del carril que la guía, acomodas a tu antojo, ánimas de amor heridas, las que manejas igual que te maneja la dueña de la cuerda a ti.
Solo si la que mantiene la cuerda sujeta tira de ella te detienes tú, quedas suspendido en el aire, silencioso, sutil, tratando de llegar a poner aceite, suavizando la cuerda para seguir acumulando, consiguiendo mas victorias mas gotas, muchas mas gotas de esperanza derramadas.
Hermoso ser insensible, no llegas a saber como te quieren, no intuyes como te quieren, no sabes reaccionar ante el amor, ante él te agujereas desapareciendo, te absorbe amar, te asusta.
Y yo llena de tristeza miro como te balanceas, moviéndote tan fuerte y orgulloso como un gatito herido en su amor propio.
Llegaras a amar, llegaran a herirte, llegaras a sentir lo que haces sentir y no habrá cuerda que te sujete, ni polea oxidada que te avise, solo un gran vacío dentro, el que tú has provocado tantas veces.
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